"Lo que siento por él es la razón por la que me levanto cada mañana, me baño, me alisto, desayuno y voy a la escuela; la razón por la que pierdo el sueño cada noche, la razón por la que estoy completamente perdida. Lo que siento por él es la única razón por la que he aguantado tanta humillación y sufrimiento, la razón por la que mis ojos lloraban intensamente hasta caer dormidos, la razón por la que él y yo sentimos...Amor y Odio."

Hay personas que marcan tu vida sin saberlo. Personas que se convierten en parte de tu historia antes de que aprendas a escribirla. Para mí, él siempre fue eso: un nombre prohibido en mis pensamientos, un rostro que aparecía cuando cerraba los ojos, un deseo que nunca me atreví a nombrar en voz alta. Justin Bieber. El mejor amigo de mi padre. El hombre que me vio crecer. El adulto que siempre me trató con una distancia cordial, sin notar nunca lo que su sola presencia despertaba en mí. Lo amé en silencio desde que entendí lo que significaba amar, y odié cada una de sus novias con la misma intensidad con la que soñaba que, un día, él me mirara de otro modo. Pero nunca lo hizo. Y yo crecí. Cambié de peinados, de sueños, de prioridades. Creí que lo había superado, que esa obsesión era cosa de una adolescencia confusa. Me prometí no volver a pensar en él. Hasta que entré al salón de clases el primer día de universidad... y lo vi. Su voz sonó como un eco maldito que venía a arruinar mis planes. Su nombre, como un anzuelo que me arrastraba de vuelta a todo lo que había intentado enterrar. -Mi nombre es Justin Bieber y seré su profesor de Literatura este semestre. Y entonces lo supe: el hombre que más había querido olvidar era, ahora, imposible de ignorar. "Podía ser su alumna, su tentación o su perdición. Elegí ser las tres." CopyRight© 2017 Emily Salazar Todos los derechos reservados. Publicado por CrazyImaginaryWorld.

Amor y odio, dos palabras muy fuertes que significan mucho, solo debes saber cuando y como usarlas. Dos sentimientos, que describen casi a la perfección la vida de todo adolescente. Y esta historia, no es la excepcion. ¿Un cliché más? Puede que si.