Maeve es la princesa de la Corte de Invierno y busca venganza por la muerte de su padre, está dispuesta a hacer cualquier cosa para conseguirla sin importarle las consecuencias; ya que eso también le demostrará a su madre lo valiosa que es a pesar de ser mujer. *** Cuatro Cortes. Un secreto. Una longeva paz. Y un torneo. *** Maeve perdió a su padre de manera sospechosa; desde entonces, su madre le inculcó que los responsables eran los reyes de la Corte de Verano y tendrían que pagar por lo sucedido. Por ello, la princesa de la Corte de Invierno jura cobrar venganza, cueste lo que cueste. Con El Torneo de Las Cuatro Cortes cerca, celebrado para conmemorar el fin de la Guerra que sacudió hasta los cimientos la milenaria civilización mágica, Maeve ve su oportunidad. Sin embargo, pronto se da cuenta que, a pesar de su entrenamiento, ser la campeona no será tarea fácil. Por si eso no fuera poco, el estar en la Corte de Verano y cerca de los Príncipes, comienza a sentir como las murallas de hielo que ha puesto a su alrededor se derriten. Pero Maeve no debe olvidar quien es el enemigo. ¿Podrá Maeve completar su venganza y demostrarle a su madre lo valiosa que es?

La guerra ha llegado. Entre traiciones, y reveladores descubrimientos, Maeve forjará nuevas alianzas. *** Cuatro Cortes. Un secreto. Una longeva paz. Y un torneo. La guerra ha llegado. Tras una sucesión de continuas traiciones, y reveladores descubrimientos, la muerte de los monarcas de Verano e Invierno ha sido el punto decisivo para que las cuatro cortes se enfrenten las unas contra las otras. Keiran ha elegido su corona, Sinéad ha elegido apartar a su hermana de su lado y Maeve siente que nunca ha sido la primera opción de nadie. La Corte Oscura está en el exilio y su desbordante poder es un cebo para ambos bandos, pero Deacon está dispuesto a convertir a Maeve en su reina a cambio de una alianza con la Corte de Invierno. ¿Será ella la próxima reina? ¿Qué busca en realidad la Corte Oscura? ¿A qué bando apoyará en la guerra?

Para la impaciente de Laura, que no puede esperar ni un día. ~♡~

Nadie sabe el poder de destrucción que un huracán posee. No, al menos, hasta que lo vive. Un huracán arrasa y destruye a su paso, mata, destroza, rompe y agrieta. Lo que pocos saben es que a partir de algo destruido se puede crear, de unas ruinas puede alzarse la mayor construcción. Del todo a la nada y de la nada vuelve a nacer el todo. Tan solo es destrucción y creación. Así era Nina. O así fue para Álex. Y, más de una década después, este se sorprendió a sí mismo volviéndola a recordar.

saga sin nombre #3 ella llegó (cuando más la necesitaba) y me hizo creer (en el mañana).

Siempre se ha creído que la Atlántida era un mito, una simple leyenda. ¿Qué sucedería si ese mítico continente fuera un lugar real, escondido hace millones de años para proteger sus secretos... o para mantener encerrados a todos sus habitantes, bajo la tiranía de su Emperatriz? Amelia Mantovani lleva teniendo el mismo sueño durante tres años. En él, recorre un misterioso castillo, en un infantil juego con un chico que lleva el rostro cubierto por una máscara; en su último sueño, consigue quitarle la máscara y el desconocido le pide una única cosa: que recuerde. ¿Y si su sueño y el misterioso mito están, de alguna manera, conectados entre sí? PRIMER LIBRO DE CRÓNICAS DE LA ATLÁNTIDA

Te necesito. Sin ti, no soy.

En un mundo perfecto, estas historias serían leídas. Busco ese mundo.

«... Y entonces el Enviado apareció en mitad del caos, controlando a sus bestias y ordenándoles que no siguieran masacrando a las gentes. Las hordas de criaturas que obedecían a su señor se detuvieron, esperaron... El Señor de los Demonios se dirigió al rey, herido de muerte, con una sonrisa perversa entre sus labios. -Rendíos y quizá os perdone la vida. -Yo no hago tratos con demonios.» Cada año, todas las jóvenes de edades comprendidas entre los dieciséis y los veinte años, son separadas de sus familias para que una de ellas sea escogida por el Enviado. Así fue decretado por él mismo mucho tiempo atrás, cuando el último rey se negó en rotundo a pactar con el Señor de los Demonios y murió, a modo de tributo por haberse convertido en el nuevo señor del reino. Nadie sabe qué quiere de ellas. Nadie sabe qué es de ellas. Nadie quiere ser elegida. Nadie quiere convertirse en la esposa del Diablo.

Donde diablos estés. Por fin me atreví a resumir nuestra historia. Pensarás "¿va a atreverse a hablar de nosotros?" y yo responderé sí. Donde diablos estés ahora te estoy escribiendo. Donde diablos estés hoy iré tarde a dormir: dueles.