¿Amigos? ¿Que es un amigo? Es aquel que te acompaña en las buenas y en las malas. Aquel compañero que te da consejos, te ayuda a salir de aprietos... en fin, es aquel que te quiere. Pero... ¿Existe la posibilidad de sentir algo mas que cariño? Llegas a ese momento en el que cada que lo miras tu corazón late a mil por hora y sientes que se saldrá de tu pecho. Llega ese instante en el que lo necesitas hasta para respirar. Aunque también puede surgir otro sentimiento. El deseo. Eso que te hace sentir calor cada que lo miras, te hace querer llegar a casa de alguno de los dos para simplemente estar a solas con él. En el momento en el que el deseo entra a una amistad, las cosas se complican, se necesitan mas que antes, se miran mas que antes, e incluso llegan a hacer cosas que jamas imaginaron que harían. El deseo por tu mejor amigo te lleva a un abismo sin fin, a un punto en el que nada sale bien. A un punto en el que sientes que te ahogas si no lo tienes. Eso sentía yo por él. soy Samanta Montgomery... la "Amiga" de Alonso Villalpando. Portada Hecha Por CECILIANADIA *No se permiten adaptaciones de ningún tipo.

-¡Mierda, Michelle! ¿Podrías dejarme en paz? Lo miro con lágrimas en mis ojos y apunto de confesarle lo prohibido. -¡No puedo! ¿Entiendes? No puedo ver cómo destruyes tu vida, nadie tiene la vida perfecta ni menos comprada, pero así es. Aprende a afrontar tus problemas. Joe camina con largos pasos hasta llegar donde mí, estoy aterrada, cubro mi cara con mis delgadas manos. -Dime eso cuando sientas el dolor de crecer sin tu madre, por salvarme de esa... ¡Argh! -sacó mis manos de mi rostro y limpió algunas lágrimas- Michelle... yo elegí esta vida y nadie podrá salvarme. Joe, el muchacho misterioso y complicado, que he conocido, se dio la vuelta y emprendió su viaje nuevamente. -¡Espera Joe! -grito, con un inmenso nudo en la garganta. Se espalda estaba rígida, al escuchar mi voz, se voltea y me mira irritado- Joe... Yo... Tú -suspiro, me doy por vencida y lo digo- Estoy enamorada de ti. Por primera vez, desde le dirigí la primera palabra, en el comedor, algo cayó de sus ojos. Ya no mostraba lo frío y odioso que era. Sino, el amor que alguna vez había sentido. La historia de Joe y Michelle