Aquella princesa de cristal mantenía la fina cuchilla de nuevo en sus dedos, jugando con ella, mirando su brillo, mirando como su reflejo aparecía en ella; sus ojos rojos e hinchados, cansados de tanto derramar lágrimas, aquellas medias lunas negras debajo de sus ojos, recordando noches de insomnio, esos labios color carmín por culpa del constante contacto de sus dientes con ellos. Miro su fina y delicada muñeca, la cual podía ser hermosa, per hey, había finas líneas dibujadas en ella, causadas por gritos, malestares, insultos, apodos, rechazos, etc. Y al final lo hizo, paso el fino metal por su muñeca, dibujando otro nuevo "corte", o como ella prefería llamarlo; "dibujo". "¿Otra vez?", dijo esa pequeña voz en su cabeza. "¿Otro más?" Volvió a repetir la misma voz. "Si, otro nuevo corte." Le contestó ella. "Solo un corte más." La voz calló, al igual que ella. Sus ojos seguían el fino rastro de sangre que bajaba por su muñeca hasta que pup, caía a las mantas, manchándolas.