-¿A qué te refieres con que quieres ser jugadora? Nena, te romperás las uñas -Oh, discúlpame bonito. A mi esas cosas no me interesan, solo quiero jugar -Perdóname, pero no. -¿Por qué? No digas algo como... Porque eres mujer -Lo siento, bonita. Es exactamente por eso -Vete al diablo -Espera, podrías ser animadora... Yo dejaría que me animes todo el día -Lamentaras todo. Absolutamente todo -¿Es una amenaza? -Tómalo como quieras, solo recuérdalo. Lo lamentaras

Aquí estaba. Me encontraba frente a ti con mi vestido favorito; ese vestido que una vez me dijiste que te gustaba. La primera vez que me lo puse fue para nuestro primer año de novios, decías que era hermoso, que el color turquesa hacia un gran contraste con el tono de mi piel y el de mis ojos, pero esta ocasión era diferente. Hoy te encontrabas frente a mí, con una mirada fría junto a las peores frases del mundo. "Esto no es lo mismo. " "Te quiero, pero no te amo." "Sigamos siendo amigos." "Conocerás a alguien mejor". En fin, de mis labios salió un simple "estoy de acuerdo, Mateo. " y te regale mi mejor sonrisa. No te pedí explicación alguna y quizás te parezca extraño, pero esta noticia es perfecta. Así que, después de un gran paseo, llegué a mi hogar con un ligero nudo en mi garganta, jugué con mi hermano menor y cuando estuve lista, comencé a redactar mis 25 Putas razones por las que te dejé ir. #4 Historia corta 16 - Abril - 2017.