Falso lobo, verdadera reina.
Una mancha negra. Inmensa como los dragones de los cuentos de niños. La columna del corcel cedió bajo su peso con un bramido que se extendió en el espacio durante tanto tiempo que incluso cuando ya estaba en el fango, entre vísceras, tuvo que llevarse las manos a los oídos. Ella, auténtica loba, reina de otro mundo. ...