Fresas. Tenía que conseguirlas como fuera. Ese rojo intenso, tan tentador y sin probar, podía asegurar que también delicioso. Espere un descuido y decidido me acerque sin importar mojarme por la intensa lluvia. Las tomes y corrí pero no lo suficiente. - ¡maldito mocoso! ¿Cómo te atreves a robarme? -grito el hombre regordete al momento que me halaba del cuello de mi camisa y me propinaba un puñetazo tras otro. - ¡pare, puede matarlo! -grito una dulce y femenina voz a mis espaldas. ­- ¡me ha robado! Solo le doy su merecido. -dijo el hombre soltándome. -descuide que yo le pagare. ­-respondió ella colocándose frente a mi como si fuera un escudo. -tienes suerte, pero si te vuelvo a ver no respondo mocoso. ­-dijo señalánd ome y después tomo los billetes que le dio mi "salvadora". - ¿estás bien? -preguntó girándose a mí y dejándome ver por fin su rostro. Qu ede maravillado, era... un ángel, con hermosos ojos grises y cabellos dorados, piel de porcelana y tentadores labios rojos, aún más que esas fresas que estaban en mis manos, no aparentaba más de quince años, tal vez menos, me protegió de la lluvia con su paraguas y limpio con su pañuelo la sangre que salía de mi boca. Portada hecha por: BLUUES ;)

Julieta, una chica de 17 años y huérfana, con un hermano de un año de edad del cual tendrá que hacerse responsable sin la ayuda de la herencia que recibirá cuando cumpla 18, conocerá a Alexander, su profesor de literatura, al principio se molestaran por diversión pero de broma en broma... -profesor, el día de hoy está extremadamente sexy ¿lo sabía? –dijo mordiéndose el labio inferior y mirándome con morbo ¿Qué era lo que le pasaba? Ella sonrió triunfante ante mi expresión, entonces comprendí, estaba jugando. – ¿no que estaría en guardia? veo que una broma cualquiera no lo afectara, pero ya encontré una forma de divertirme. Veamos cuanto aguanta profe. –siguió caminando. Pensé en una forma de contraataque, no podía perder, perdería el respeto de los demás alumnos que miraban atentos el espectáculo y lo encontré al ver el título de uno de los libros que llevaba en su mano, si ella quería guerra, guerra tendría. -entonces señorita Julieta ¿no desea que yo sea su Romeo? –ella coloco sus cosas sobre su escritorio, parecía seria y una sonrisa divertida comenzaba a dibujarse en mi boca y que desapareció en cuanto abrió su boca. -encantada, y tenga por seguro que cuando se tome el veneno y muera yo despertare y en lugar de enterrarme la daga se la enterrare a usted para confirmar que este bien muerto. –sonrió victoriosa y se sentó en el asiento de la última fila a lado de la ventana. si quieren saber mas de esta historia, los invito a leer!