No creía que ese chico pudiera tener un lado amable y mucho menos romantico, solo veía lo grosero que podía llegar a ser cuando no estaba a gusto o sentía que invadían su espacio. Pero sus ojos decían lo contrario, Adam tenía una mirada que hacía que mi mundo diera vueltas, lo amaba en secreto, así de masoquista era, su personalidad me irritaba pero él me encantaba. Desde que tuve que pintarlo en clase de arte no pude sacármelo de la cabeza, jamás se me hubiese cruzado por la cabeza el hablarle, me intimida en sobremanera su apariencia. Pero ahí estaba yo, de pie casi temblando delante del chico que me gustaba pidiéndole que fuera mi novio (falso obviamente) era una mentira en la cual necesitaba ayuda y él era la persona indicada. ¿Por qué estaba haciendo eso? Por una serie de eventos que les contare en el transcurso. Mi nombre es Samantha y esta es la historia que se desenlazo entre miradas que lograban decir mucho más que palabras.

Alisson no creía en el amor. Pensaba que todos los chicos eran iguales: unos egoístas, mentirosos, estúpidos, superficiales con una necesidad desesperada de acostarse con cualquiera que se interesara por ellos. Todo cambia cuando conoce a Kian. Él era diferente, no era como los demás. Él era peor, mucho peor. Ganadora de los Premios Watty.

>Estas lineas son para demostrar que el amor y la justicia es para todos, sin importar las diferencias...