Diez años. La vida sigue y un servidor intenta pasar página. Estar dándolo todo para que luego elijan al otro es la putada más grande del mundo, pero la Tierra sigue girando y tú debes continuar. Y eso es lo que intento hacer... hasta que recibo una emotiva invitación de Mina, pidiéndome que sea el padrino. ¿No dicen que el ser humano es el animal que tropieza dos veces con la misma piedra? Bueno, pues allá voy.

En Blackstone, un pueblecito perdido en Virgina, las cosas siempre habían sido tranquilas y todos los vecinos vivían metidos en sus propias rutinas: todo esto cambió cuando doce chicos se convirtieron en nuestro principal foco de problemas. Esos chicos se pasaban todo el curso en el despacho del director e ignoraban deliberadamente lo que se les imponía. ¿Alguna pelea? Estaba claro que uno de los Doce, o quizá todos ellos, estaban metidos en el problema. Los problemas y yo habíamos conseguido evitarnos hasta que, tiempo después de cuando mi padre murió, uno de los Doce decidió acercarse a hablar conmigo. Ése fue el desencadenante del principio de mis problemas. Para colmo, cuando mi madre se enteró de ello, me prohibió terminantemente que me acercara o que tuviera algún tipo de contacto con él. ¿Qué sucedería si me había enamorado del chico equivocado? ¿Y qué me pasaría si descubría su "oscuro" secreto? ¿Y si su secreto tuviera relación con la muerte de mi padre...? ¿Nuestra relación podría tener alguna salvación o estaba avocada al desastre desde el principio...?

Mi nombre es Chase Whitman. Y sí, por desgracia, soy un licántropo. Vivo en un pueblecito perdido en Virgina llamado Blackstone; la gente no sabe que vive rodeado de licántropos y cazadores, familias de personas que se encargan de vigilar nuestro secreto y a nosotros mismos. Todo iría de maravilla si no me hubiera enamorado de la última persona que me hubiera esperado: Mina Seling, la hija del cazador al que mi manada mató por la muerte de mi padre. Irónico y un poco retorcido, ¿no?

Había pasado un año desde que Chase había decidido regresar a Blackstone; ambos habíamos decidido ir a la universidad y, en mucho tiempo, sentía que mi vida era completamente normal. Me marchaba a Nueva York para empezar la universidad junto a mi novio y mis amigos. Pensé que había dejado atrás todo aquello de cazadores y licántropos, que podría seguir con mi vida. Pero, al parecer, los problemas me perseguían allá donde fuera. Incluso a Nueva York.