Enfermedad llamada amor
Kirito y Sinon corrían tan rápido como se lo permitían sus pies y sus pulmones. -¡No los dejen ir! -Grito Silica. -¡¡¡tráiganme a Kirito!!! -Grito Asuna. -¡Estoy en ello! -Contestó Klein. Estaban en la calle con rumbo a la casa de Kirito cuando Sinon tropezó y estuvo a punto de caerse. -¡Vamos, Sinon! -Exclamo Kirito...
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