Si las reglas se pueden romper, ¿por qué no las treguas?
*EN PROCESO DE EDICIÓN* - Primero que nada, suéltame. - le ordeno levemente enojada y él me hace caso. - Segundo, no hay nada de qué hablar. - digo volteándome hacia él con los brazos cruzados. - Sí lo hay. No nos podemos seguir ignorando de por vida, es estúpido. - me dice frustrado, como si fuera la cosa más obvia d...