Si tu esposo es lindo, no hay escapatoria
Nunca fui feliz en mi matrimonio, ni siquiera por un día. Cuando estalló la rebelión en el Imperio, mi esposo, el Emperador, me abandonó cual carnada y escapó. Justo cuando me resigne a una muerte inminente, apareció ante mí un hombre. -¿Por qué no ha escapado? -¿Duque de Ballenstein...? -No te demores más. Solo mir...