-Contigo estoy aprendiendo a sentirme viva de nuevo... a amar -confesó, y el aire que había contenido durante cuarenta años de vida social y un matrimonio sin amor por fin pudo escaparse en un suspiro. Se miraron, sus cuerpos aún manteniendo la distancia pese a la respiración compartida. Y por un instante, la comprensión se hizo física. Fina era la gravedad; un centro de masa cálido e indomable. Y Marta, la mujer de la palidez lunar y las formalidades, ya no tenía más fuerza ni voluntad para evitar caer en esa órbita. La deseaba. La deseaba de una forma tan pura, tan brutalmente honesta, que incluso la culpa, ese viejo fantasma que la había acompañado toda la vida, se disolvió. En ese éxtasis silente y expectante, Marta comprendió, con una claridad demoledora, que por mucho que la sociedad, la Iglesia o las leyes de 1958 le gritasen lo contrario, aquel amor tan puro y honesto no podía estar mal. Si el mundo que la había criado con tanta crueldad decía que esto era el abismo, entonces al abismo se dejaría caer, y en aquellos brazos encontraría su verdad. Español e ingles

Marta De la Reina tiene un talento innato para dos cosas: mantener la compostura y acumular ansiedad en silencio. Psicóloga de emergencias, con una agenda demasiado ordenada, su vida transcurre entre cafés fríos, pacientes que lloran y unos turnos de locos. Todo bajo control. Hasta que aparece Fina Valero. Sanitaria de emergencias (o paramédica para algunos), caótica, divertida, con una habilidad preocupante para reírse de todo (incluso del desastre) y con unos pantalones de uniforme que no ayudan en absoluto a mantener la concentración. Lo suyo con Marta empieza siendo pura casualidad: emergencias, sonrisas, miradas, coincidencia, un perro, una cerveza. Pero el problema del azar es que a veces insiste. Entre mensajes absurdos, planes que no lo son, y una tensión que ninguna de las dos quiere nombrar, lo que parecía una amistad improbable empieza a convertirse en algo que escapa a las normas (y al sentido común). Porque hay cosas que no se planifican, emociones que no se racionalizan y personas que llegan justo cuando una creía tenerlo todo medido. Y, al final, quizá amar, o simplemente vivir, sea eso: entender la teoría del descontrol.

Marta sentía que tenía una vida perfecta en aquel momento, se había ubicado en la cima de un pedestal que ella había construido con sacrificios y esfuerzos. Cuando su padre murió y su gran amor decidió abandonarla, toda su atención se ubicó en el negocio familiar que había heredado al ser hija única. Todo marchaba de maravilla, tenía todo lo que podía pedir, desde lindos autos, un apartamento impresionante, hasta viajes a países exóticos cuando podía darse un tiempo del Banco y tener vacaciones. Toda su equilibrada y bien organizada vida va a dar un giro de 180 grados cuando a ella llegue un nuevo ser que le enseñara que estaba errada y la felicidad podía encontrarla en pequeñas cosas que jamás creyó sentir. Adaptación Créditos a @camrengoddes.

Marta escribe novelas eróticas en secreto y Fina dibuja planos con escuadra y alma de Excel. Viven puerta con puerta, comparten una terraza y, para su desgracia, pronto también los nervios. Entre discusiones por plantas, gatos descarados y alguna que otra toalla mal puesta, lo que empieza como una guerra fría de vecinas acaba convirtiéndose en un incendio emocional difícil de apagar.

Dos desconocidas, un croissant, una casa rural, y una mentira que se les va de las manos. Fingir ser novias nunca fue tan divertido... ni tan peligroso.

España, 1960. Marta y Fina son mejores amigas de la infancia cuyas vidas cambian para siempre cuando una de ellas se muda a Francia. Entre cartas, ausencias y sueños, cada una recorre su propio camino de descubrimiento hasta reencontrarse de adultas... y descubrir que siempre llevaron el corazón de la otra.

Lo dulce de la sal porque lo imposible debe encontrar un lugar para existir. Marta vuelve a Toledo con la certeza de tener su destino resuelto; un buen hombre con quien casarse, un lugar asegurado en la empresa familiar y una vida sin sobresaltos. Todo se tambalea cuando Fina, que ama con soltura, sabe lo que quiere y respira valentía, vuelve a cruzarse en su camino y, sin proponérselo, desarma la idea de una vida perfecta. Unidas por el eco de una amistad nacida entre sus madres, comienzan a construir algo nuevo, algo que huele tanto a libertad como a peligro, pero les es tan inevitable que nada parece ser capaz de detenerlas y harán todo lo posible para vivirlo. En una época donde el amor entre mujeres debía vivirse a escondidas, con apuros y temores, Marta tendrá que romper con lo que se espera de ella, deshacer las ataduras y revertir las circunstancias para encontrar una vida donde el amor pueda existir.

Marta De La Reina, una empresaria exitosa y divorciada, siempre tuvo claro lo que quería en la vida, o al menos eso pensaba. Pero todo cambia cuando Fina Valero, una joven dependienta con un pasado marcado por el desamor, despierta en ella emociones que nunca imaginó. Entre miradas furtivas, confesiones inesperadas y malentendidos que encienden la chispa de los celos, ambas mujeres se ven obligadas a enfrentar sus propios miedos y prejuicios. En un mundo donde los sentimientos a veces duelen más que las palabras, ¿podrán Marta y Fina encontrar el valor para aceptar lo que realmente sienten?

Fina Valero no cree en los cuentos de hadas. Tiene suficiente con no perder la casa de su padre, sobrevivir a catas de vino con pijos en trajes de diseñador y evitar a toda costa los recuerdos que aún huelen a verano, uvas fermentadas y un apellido que preferiría no volver a oír: De La Reina. Marta De La Reina lo tiene (casi) todo: apellido, finca, una familia que la desquicia que es dueña de una Bodega de vinos... y sobre todo, tiene una propuesta para callar bocas en la boda de su hermano, una que huele a desastre. El trato era simple: una cena, una mentira y un papel que ninguna de las dos pensó tomarse tan en serio. Pero hay miradas que no se fingen, heridas que no se olvidan y química que ni el tiempo consigue diluir. Y aunque juraron que sabían lo que estaban haciendo... ninguna tenía idea de que las etiquetas fuesen tan difíciles de controlar. "El plan era fingir en una cena. Lo que no planearon fue todo lo demás"

Dos desconocidas, un croissant, una casa rural, y una mentira que se les va de las manos. Fingir ser novias nunca fue tan divertido... ni tan peligroso.