Un coreano para llevar
Andra había pasado ya por todas las obsesiones que una chica promedio podría haber tenido: grupos musicales con canciones vacías pero pegadizas, cantantes guapos, cubiertos de tatuajes y con agudos complejos de rebeldía e incluso aquellos libros sobrevalorados que retrataban al amor en ridículas formas de romance bara...