Palabras de una negra flor.
Le agradezco a mi demonio, ese que me arrastró al infierno. A él, mi ángel que nos [me] dejó demasiado pronto. A ella, la rosa roja que oscurece mis pétalos. Y, por supuesto, al invisible que siempre estuvo ahí aunque nunca lo vi. Los causantes de toda mi inspiración, de estas palabras, y de que mis péta...