EL SARGENTO
Fue muy incómodo quedarme mirando ese bulto. Era casi imposible no haber bajado la mirada para observar cómo se pellizcaba la zona íntima. Carraspeé la garganta, y respondí lo primero que se me vino a la mente para no quedar como un tonto-No se de que manera podamos ayudarnos. Pero dinero no tengo señor. Aun que puedo...