Prometí que volvería a por ti que haría todo lo posible para que nada cambiara entre nosotros, pero me temo que mis promesas ya no valen nada. Nuestros caminos y nuestros sueños por más que quisimos no logramos que fueran de la mano y lo último que quiero es hacerte daño y que no logres todo aquello que te propusiste antes de conocerme. Y, aún así, prometo volver si sigues esperando por mí en el lugar dónde nos despedimos. Te quiere, Raoul.

Trabajar en un bar no era el sueño de su vida, siempre había pensado en llegar mucho más allá, pero no iba a quejarse, podía pagar a medias los gastos de su casa, sin sentir que se aprovechaba del sueldo de su novio, y comprarle caprichos a su gato. Además, a veces la gente le pedía que cantara y esos instantes hacían que valiera la pena pasarse horas tratando con todo tipo de clientes. Sin embargo la rutina a la que se había visto sometida empezaba a pasar factura y cada vez se sentía más cansada con su día a día. De verdad, ¿No había nada que pudiera animar un poco su vida?