Justin es un chico increíble en todos los aspectos, de esa misma forma puede pensar y ver más allá que un hombre normal, sabe que a la chica que ama puede transfórmala con su amor hasta lograr la mujer que él desea. Pero a pesar de todo, tiene una inseguridad de ser rechazado por ella; aunque sea una nerd, sabe que ella tiene un carácter oculto y no sabe cómo podría reaccionar ante él. Todo cambia cuando Justin tiene que elegir una casa con su madre para la mudanza y justo ese día ve que a la chica que tanto ama ser humillada ante un grupo de chicos. Sabía que el divorcio de sus padres no sería en vano, nuevo instituto y nueva casa para solamente estar cerca de ella.

Abby prefiere la música. Nate el silencio. Abby es libre. Nate quiere serlo. Abby ha viajado por el mundo. Nate no ha salido de su habitación por un buen tiempo. Abby trabaja. Nate tiene dinero. Abby es niñera. Nate tiene hermanos. Abby es feliz. Nate... es Nate. *NO ESTÁ EDITADO

"Yo no pretendo enamorarte, no quiero que le pongas nombre a lo que hacemos por placer." Helen Celotti, hija única de padres millonarios con poco tiempo libre para su única hija. Tan sólo dieciocho años recién cumplidos, con un cuerpo envidiable para muchas y detestable a veces para ella misma. Medía un metro sesenta, ella consideraba que no era lo suficiente alta y ese era uno de sus millones de complejos. Ojos miel verdosos, cabello castaño y ligeramente ondulado, con las puntas más claritas. Su único mejor amigo es Pattison, Pat para los amigos, él ha sido y será su mayor apoyo. En el último año de instituto de Helen, Daniel su compañero de clase intentó conquistarla y ella se decepcionó cuando se enteró que todo había sido una estúpida apuesta con sus amigos. Desde entonces Helen nunca ha querido volver a sentir algo por alguien, es de las que piensan que es mejor vivir la vida sin ataduras ni responsabilidades. Quizás este pensamiento cambie cuando conozca a los hermanos Brummer.

Esta novela no es mia, simplemente la adapto. Mil gracias a @Muffin_de_Shawn por esta hermosa portada.

-¿Ya me dirás por qué estás enojada?- tomó mi mano antes de que pudiera dar la vuelta e irme. -¡No me toques! -grité soltándome- me enoja lo que haces, me enoja que tú te enojarías si yo lo hiciera. Estaba harta. Harta de que fingiera que yo le importaba porque eso me dolía, y en verdad no podía más. Estaba harta de ser un maldito juego para él. ➸ 14 • 10 • 2015