Ahora que la persiguen, Morrigan debe huir lejos. Pronto termina en Los Ángeles, donde toma forma humana para poder esconderse. Pero descubrirá que las apariencias engañan.

Cuando Morrigan conoce a Dylan, no sabe que sentir. Su mente le dice que debe buscar otro refugio, lejos. Pero su corazón le dice que debe quedarse. ¿Qué hará?

Gracias a una treta de Bastet, a Morrigan no le queda más remedio que elegir entre quedarse a combatir o huir, pero pronto descubrirá que que ella no será la que tomará la decisión.

Los dioses celtas y egipcios han vivido hasta la actualidad, cada quien por su lado. Cuando la guerra estalla entre ambos bandos ella es la única manteniéndose neutral, pero debido a un truco de Bastet, se ve forzada a huir tanto de los suyos como del enemigo. Ahora, de forma humana, intenta huir de los horrores de su pasado, pero descubrirá que