"Te amaré por siempre, mi chica perfecta."
Valenarr
Un joven (Abner Leví) vibrante de juventud con una mochila sobre sus hombros repleta de oníricos mundos -algunos alcanzables, otros imposibles- que le daban un aire de completo soñador, apasionado de la vida a pesar de la crudeza con que la misma lo había tratado, inmerso en un tumulto de gente. Carente de estabilidad emocional, exteriormente rebelde, no obstante en su interior colmadamente dulce, maduro para sus simples dieciséis cortos años, inteligente y amante de las letras alocadas que llevan al éxtasis de la fantasía.
Una chica (Amalia Trinidad), dos años menor que él, insegura de si misma, con una vida de desapegos carente de afecto, inmersa la mayor parte del tiempo en un espacio irreal dentro de su esfera emocional, rebelde, sumisa, simple y compleja a la vez, frágil como un nacituro traído al mundo que por primera vez abre sus ojos para conocer de la vida, única como un diamante de sol. Fanática de los libros, la poesía y el arte.
Ambos necesitaban del otro, él sin saberlo la anhelaba en sus horas de interminables noches bajo el manto de brillantes estrellas que acompañaba su desvelo; ella añoraba conocer el amor, lo deseaba a él en el silencio de su habitación, en las letras que escribía en su cuaderno de vida minuciosamente conservado, color morado perfecto con delicados detalles dorados en los bordes, un claro cincelado matiz semejante al color de las hojas secas de los árboles en otoño. Él era todo para ella y Ella era todo para él.