CONECTADOS
Fue corriendo a su mesita de luz a buscar sus anteojos, esos que habían sido su regalo de cumpleaños. Se volvió a sentar en su sillón blanco con las piernas cruzadas y cerró la ventana para que el viento frío que entraba de afuera no le vuele el pelo que llevaba atado en un rodete desprolijo. Las manos le temblaban a...