DonQuijote193
Alemania, 2018
-Que nadie te diga que no puedes, muchacho. Tus padres jamás dejaron que aquello les afecte. Lucha por lo que quieres, y siempre hasta el final - aseguró Germán con cierta nostalgia.
-Pero abuelo, seguro que no le gustaré. He hecho todo lo posible para que fije en mí y no ha dado resultado.
-¿A qué llamas tú todo lo posible?-dijo este último dudando.
-La he invitado al cine, la he mandado una solicitud por todas las redes sociales que conozco, me he ofrecido a hacer sus trabajos, la he invitado a pasear...
-¿Y el cortejo? Los muchachos de hoy en día sois unos impacientes. En mi época las cosas eran algo más complicadas y teníamos muchas menos opciones que ustedes, pero sin embargo yo amé, amé a tu abuela, como jamás he vuelto a amar a nadie -dijo un Germán melancólico.
Recordar todo aquello le entristecía. Fue un amor algo corto, pero sí muy intenso. De los que marcan para toda la vida y él lo sabía. Casi nunca había hablado con nadie de ello, y solo se limitaba a recordarlo como algo propio, algo suyo muy personal. Apenas conservó unas fotos suyas de cuando eran bastante jóvenes. Recuerdo que escondía bajo llave en su corazón.
-¿Cortejar? Abuelo, ya nadie habla así, las redes sociales han ayudado a muchas y parejas de hoy en día. En fin, yo lo he intentado. -dijo fingiendo derrota. -Pero abuelo, ¿cómo es que nunca, me hablas de la abuela? ¿Cuál fue vuestra historia?
-Ya eres bastante mayorcito, trae dos tazas de chocolate caliente y siéntate junto a la chimenea. Voy a abrir una vieja herida, que jamás del todo sanó.