Agridulces.
-Alejate de mí- digo con voz firme dándole la espalda y con las manos en el pomo de la puerta- Te aprecio mucho y por esa razón no quiero que termines en un ataúd por mi culpa. - No, no me alejare de ti, Emma. Cueste lo que cueste.
-Alejate de mí- digo con voz firme dándole la espalda y con las manos en el pomo de la puerta- Te aprecio mucho y por esa razón no quiero que termines en un ataúd por mi culpa. - No, no me alejare de ti, Emma. Cueste lo que cueste.