«Estoy ocupado, Jimin»

Después de una pelea con su pareja, Jimin termina yendo a la casa de Yoongi. Su ex.

Min Yoongi es todo un narcisista con una personalidad fría y una dureza incomparable. Viene de una familia adinerada y heredará una de las empresas más importantes de Seúl . A sus 20 años, nunca ha dejado que los sentimientos sean una debilidad. Nunca se ha enamorado, nunca ha tenido relaciones serias o compromisos. Min Yoongi no necesita de nadie. Sin embargo, la llegada de Park Jimin cambia muchas cosas. Jimin es todo lo contrario a Yoongi y aún así, logra despertar algo en el corazón del éste. ¿Yoongi realmente está dispuesto a no sentir nada incluso con Jimin a su alrededor? ----------- No se aceptarán plagios parciales. No se aceptan adaptaciones. Derechos reservados. Contacto por twitter: @boohyuk Portada: Autora Créditos de imagen: weheartit. Colaboración de : Brisa Izzy McFly

Si yo no hubiera tomado tarde ese autobús, si yo no hubiera llegado tarde... No te hubiera conocido, Park Jimin.

El Síndrome de Estocolmo es un estado psicológico en el que la víctima de secuestro, o persona detenida contra su propia voluntad, desarrolla una relación de complicidad con su secuestrador. En ocasiones, los prisioneros pueden acabar ayudando a los captores a alcanzar sus fines o evadir a la policía. Según la corriente psicoanalítica el Síndrome de Estocolmo sería entonces una suerte de mecanismo de defensa inconsciente del secuestrado, que no puede responder la agresión de los secuestradores y que se defiende también de la posibilidad de sufrir un shock emocional. Así, se produce una identificación con el agresor, un vínculo en el sentido de que el secuestrado empieza a tener sentimientos de identificación, de simpatía, de agrado por su secuestrador. Leer bajo su responsabilidad: -Sexo explícito. -Sangre. -Drogas. -Asesinatos. -Violaciones.

Era un chico, pelo castaño, mejillas abultadas y ojos delineados. Min Yoongi lo supo por la mirada descarada que le obsequió. Tenía una guitarra en el regazo y acomodaba una gorra en el suelo que contenía dinero. Rescató un poco de su pésimo miércoles con esa sonrisita que no podía ser legal si le llegaba hasta a los ojos, si los hacía desaparecer, y no tuvo más remedio que encogerse en sí mismo. -Por cierto, dime Jimin. -Encantado, Jimin.