Era el comienzo de la primavera y mis alergias crónicas me habían atacado con furia. La fiebre hacía su juego subiendo y bajando al compás que descomponía mi estómago con analgésicos anti febriles. Hacía mucho que no veía a mi hija menor, es psicopedagoga y me había invitado a escuchar una conferencia sobre el complejo de edipo. Fuimos, escuché lo que pude y alcancé a entender lo que mi condición muy bien disimulada me permitía, tomé algunas notas de lo que creía escuchar. Luego en el camino de regreso el gran interés - casi diría deslumbramiento - con que mi hija repetía y analizaba lo dicho, no dejó de causarme una viva impresión. Será por eso que al tener esa duerme vela que te permite la fiebre me vi grabando lo que al día siguiente escuché y con algún intento de mejorar el estilo de exposición, les cuento.

viajando en el tren Sarmiento desde la ciudad de Lujan hacia CABA en la hora pico me había dormitado luego de una noche mal dormida. Me llegó entre sueños una conversación con tonada norteña la que como un hierro ardiente fue conectando uno a uno mis sentidos a medidas que palabras como Catamarca, coches a caballo, infierno, cárcel, 6 años, robo, Antonio Di Benedetto, cartas, lectura, El juicio de Dios se iban pronunciando. Es así que entre el hacinamiento, los olores duros y chocantes que eran como una construcción física levantada entre la humedad y el calor que hacían mas difícil la empatía como la comprensión; en aquél enero de 2012 habría de escuchar la palabra descarrilamiento vinculada a Dios. Ello fue poco antes del 22 de febrero de ese año, fecha en que aconteció la por años anunciada masacre de Once en que el viejo tren Sarmiento, sin nada de mantenimiento iba a llevarse la vida de 51 personas, produciendo mas de 700 heridos y dejando a la sociedad con una herida moral incurable. Había anotado un poco otro poco registrado en un grabador que uso para mis tareas de profesor, lo que escuché en ese viaje. Guardé los datos para mi siempre postergado deseo de escribir historias. El pudor me hizo no escribir nada, Once estaba muy presente. Sigue estándolo y fue así que a un familiar de una de las víctimas con motivo de la condena, mencionó a Dios, y si me dije, quizás haya sido el juicio de Dios.

la vida de un marginal, sin distinguir el sexo, se rige por normas de códigos que uno intuye que existen observando sus comportamientos en los ámbitos en que se mueven. El personaje de "la abuela" claramente expone su norma que integraría de existir, el código narco.

Hay personas que impactan en nuestra vida. Con los años el reencuentro o la visión casual nos llevan ineludiblemente a reflexionar sobre el sentido de nuestra existencia.

Un sicario es contratado para asesinar a un financista que estafó a sus clientes, carteles de la droga. Todo empezó con mucho profesionalismo bajo el control del sicario y terminó con mucho misticismo lo que escapaba totalmente a su dominio y dejaba su vida en manos de creencias ancestrales que le eran desconocidas pero determinaban su destino

En los años 70 con mi amigo Dante Mazzoleni hicimos un viaje por el que dimos la vuelta desde la Ciudad de Catamarca de esa provincia como partida, llegando a Andalgalá de allí por Minas Capillitas, El Campo del Arenal, El Molino, Punta Balasto (pueblo que desapareció luego de un aluvión) Santa María, Amaicha del Valle, Tafí del Valle, Acheral, Ruta 38 y nuevamente la Ciudad de Catamarca, en el medio lo que recuerdo, un nazi que reconstruyó un paraiso.

la culpa es de los otros y esa creencia la comprenderás en la partida

Este es uno de los cuentos favoritos de Jorge Luis Borges. Seguramente me retaría a duelo si leyera lo que hago con su preciada historia. Stendhal dijo alguna vez que el año siguiente se esperaba por la posibilidad de releer esa incomparable construcción de los cuentistas orales. Los uso para el #AltEnding #JustWriteIt En tiempos que los sacerdotes de cualquier religión son puestos en observación por su moral, los Derviches, con el debido respeto, no veo impedimento para que también lo sean

Los abuelos tienen un secreto que no comparten con nadie, saben que los bebes desde que nacen hablan.

El norte argentino a principios del siglo XX presentaba una sociedad regida por costumbres que sobrevivían el medievo y que a la vez se mixturaban con la de los pueblos originarios. El derecho de pernada junto al servinacuy son ejemplo de lo que hablamos y sobre esa base se erige esta historia.