Tierra de historias, de valientes, de héroes. Tierra de canciones, de victorias, de traiciones. Naneth es tan antigua como poderosa...y peligrosa. En el corazón de las intrigas entre las Casas más influyentes de Naneth se forja el destino de Hinnordees Arderhal, la arisca hija del rey. Mientras se gesta una guerra entorno a la princesa heredera y sus renuentes aliados, una fuerza dormida se agita a lo lejos, extendiendo sus hilos a la última persona que podrá tejerlos. Los retazos del pasado reescribirán la historia, y sus instrumentos serán los mismos habitantes de una tierra que alguna vez albergó un poder mayor al que cualquier imagina.

Año 2174. Antiguo San Telmo, Argentina: Hay algo. Un susurro apenas perceptible que danza al compás del viento por las calles destruidas. Menos que eso; el eco de una voz que se alza entre las sombras, luego de estar cercenada durante eternidades. ¿Será un llamado? Las palabras llegan distorsionadas y débiles, pero si tienes el oído adecuado, alcanzas a oírlas. Pero, ¿dirigido a quién? Las últimas almas errantes se resignan a las injusticias; los ánimos dejaron de estar caldeados hace tiempo, y la mayoría de los sobrevivientes no responderán al llamado. Sin unión, no habrá frutos. ¿Y qué individuos más adecuados para guiar la revolución que se cierne sobre las narices de un mundo olvidado, que dos hermanas unidas por algo mucho más inquietante que un lazo afectivo? Portada hecha por @cottoncandddy ¡Muchísimas gracias! Obra registrada en SAFE CREATIVE. Código: 1508074835522

Boris es un muchacho de diecisiete años, guapo, atractivo, en busca del amor en esta nueva etapa que otorga la primavera en los corazones... ―Espere, espere un toque. ¿Qué es esa mierda? ―¿Pues qué más? El resumen de la historia. ―¿Me está jodiendo? ¿No tiene nada más qué decir de mí aparte de que soy guapo? Que lo soy, ¿eh? Pero soy un personaje mucho más profundo que eso. ―A ver, según lo que tengo aquí usted es un hombre blanco, heterosexual, de familia católica, con cero intentos de suicidio... No, no tiene nada interesante. ―¡Los hombres blancos heterosexuales religiosos también tenemos grandes historias que contar! ―Mire, le voy a poner «heteroflexible»... ―... ―Por cierto, el hijueputa que diga que en los resúmenes no se ponen diálogos le metemos un pichazo.

«¿Y qué más puede salvarnos si no es la misericordia infinita de nuestro Dios?» ayer la dama de rojo se acercó a mí y me dijo esto. ¿Quién es ella? Olía tan bien. No puedo olvidarla, su fragancia parece tener todas las respuestas que he estado buscando. Ahora lo sé: estoy condenado. Lo estuve incluso antes de la llegada de la epidemia. ¿Soy acaso un pecador? No, si me deshago del mal a tiempo. Esta historia participa en el Desafío "Melodías Fantásticas" de @NataliaAlejandra Portada y banners hechos por @Iniss226