Mi querida Mei
El atardecer. El aroma a suavizante. Las sabanas de blanco. Y tu sonrisa. Sin dudas. Así fue el día en que te conocí, y no lo olvidare jamás, mi querida Mei.
El atardecer. El aroma a suavizante. Las sabanas de blanco. Y tu sonrisa. Sin dudas. Así fue el día en que te conocí, y no lo olvidare jamás, mi querida Mei.