Lilith Caldwell es la hija mayor del mafioso más poderoso de Nueva York, ha nacido para ser una pieza de ajedrez en el imperio de su padre, criada para ser el adorno, la esposa perfecta y sumisa que sellará una alianza de sangre. Su destino está trazado en oro y violencia, y ella lo acepta... hasta que la tentación llega a ella de una manera inesperada. ​Damian o también llamado Lucifer, es la sombra letal de la organización, el soldado más temido y eficiente, cuya lealtad está tatuada en su piel. Él no conoce la piedad ni la inocencia, y tiene estrictamente prohibido tocar lo que pertenece a su jefe. ​Cuando la crueldad despiadada de Damian choca con la luz inocente Lilith, su atracción es inmediata, explosiva y mortal. Ella es el fruto prohibido que él no puede evitar desear; él es el pecado que ella está decidida a cometer. ​En el mundo de la mafia, la línea entre el deber y el deseo es fina, pero ya sabes lo que dicen... La única manera de deshacerse de la tentación es caer en ella.

​Jax Ryder fue quebrado y renacido. Como El Fantasma Rojo, es el arma letal de Elias Vane, el vigilante que gobierna Metrópolis Umbría con mano de hierro. Jax no siente nada, excepto una rabia programada que mantiene el orden en el Distrito Velo. ​Pero el orden se ha roto. ​Una noche una intrusa interrumpe en el control que de Jax creia tener. Es caótica, peligrosa y se hace llamar La Sombra Ámbar. Y lo peor: Jax no puede sacarla de su cabeza. ​Ahora esta sombra ha sido contratada para darle caseria al Fantasma. ​La cacería ha comenzado. Y mientras Jax desciende a la obsesión por capturar a la única mujer que despierta algo más que furia en él, descubrirá que la línea entre el cazador y la presa es tan delgada como el filo de una navaja. ​En la ciudad de las cicatrices, la obsesión es el castigo más dulce.