Entro por la puerta que daba a la parte de atrás y se acercó hasta quedar frente a él y flexionando sus piernas quedo a su altura, el mayor se sobresalto y lo miro sorprendido, con los ojos bien abiertos.
Me quedé mirándolo, mis lágrimas hacían la vista borrosa pero no menos hermosa, incluso algunas de mis lágrimas caían en su mejilla derecha asi que comencé a limpiar suavemente el lugar.