Cole Bayley se crió como un marginal, luchando por sobrevivir con los escasos recursos que contaba: su instinto de supervivencia, sus puños y su inteligencia. Con los años logró dejar atrás su desafortunada infancia en las calles del Londres de fines del siglo XIX y está dispuesto a tener una esposa digna de su nuevo estatus. Ha ganado el dinero y el poder, ahora necesita una mujer noble que le aporte la reputación y el nombre que le falta para ser aceptado en la alta sociedad como un verdadero caballero. Y cuando está a punto de cumplir con su ansiada meta, aparece en su vida lo último que necesita, una muchacha pobre, desafiante y vivaz que lo enfrenta sin miedo. Abigail Myrtle Owen ha llegado a la mansión y a su vida para desbaratarlo todo, o quizás para darle un nuevo orden.

Su vida la marcó el escándalo Hacía ya cuatro años que Adriana Bramson fue casi plantada en el altar, y aún se rumoreaba sobre el asunto. No obstante, a ella ya no le interesaba mucho el tema, pues a sus 24 años, estaba feliz siendo una solterona y escribiendo su afamada columna de chismes. No tenía intención alguna de volver a casarse, y no solo porque ya no hubiera propuestas, sino porque no quería volver a enamorarse y sufrir una decepción. Cuando Andrew Blane se interpuso, literalmente, en su camino, ya nada volvió a ser igual. El canalla despreciable puso su vida patas arriba, pero ella pensaba cobrárselas de igual forma. Andrew Blane era un sinvergüenza, que vivía con la culpa de la muerte de su padre atormentandolo. A cuatro años de esta, descubre que el hombre había puesto una cláusula en su testamente, donde decía que si no se casaba antes de los 30 años, la hacienda y sus bienes pasarían a manos de un familiar lejano. Poco dispuesto a dejar que lo que tanto trabajo le había costado levantar se fuera de sus manos, incia la busqueda de una esposa dispuesta a casarse en el corto período de un mes. Cuando Adriana Bramson tropieza con él en aquella mascarada, Andrew Blane ve la solución de sus problemas materializados en ella, aunque tenga que recurrir al chantaje y confirme lo que todo el mundo, incluida su propia hermana, piensan de él, que es un desgraciado. Dos corazones atomentados que encontrarán refugio y salvación en el otro, naciendo un hermoso amor.