Probablemente nunca
Ana era una mujer de armas tomar; segura de sí misma, obstinada y odiaba las historias de amor. Alekséi lo que tenía de belleza le faltaba de simpatía; tosco, testarudo y serio. Se había cansado de encontrar cada mañana un rostro diferente en su cama. Ella siempre consigue lo que quiere y en ese momento deseaba al rus...