Meleth nîn: un Dúnedain y un Sindar.
Legolas no se había movido de donde estaba, y el hombre se impacientaba al ver esos finos labios tan cerca de los suyos. Esperaba una respuesta, la que sea. Algo que no sea el mortífero silencio y la mirada seria de un elfo Silvano. Un beso podría ser una agradable respuesta. Aragorn se torturó a sí mismo por desear...