Cuando te conocí
-¡Boo! ¿Eh? ¿Estas llorando? ¿Por qué lloras? La pequeña no recibió una contestación clara. Solo podía escuchar el gimoteo de la niña abrazada a sus piernecitas. La pequeña niña de cabellos del color que se asemejaba a las mandarinas se movió inquieta tratando de ver más allá del vestido blanco y las coletillas rojiza...