Obsesiónate Conmigo [1]
Su cuerpo era el templo de la perfección, sus ojos eran la invitación al pecado. Sus labios eran el fuego que necesitaba para tocar el infierno. *** Asier Pritchett creía tener un amor platónico, Abigail, sin embargo, cuando Aysel Hayes pisó el instituto, fue como si hubiera hipnotizado a cada uno de los chicos: y Asi...