Secuestrada
No creí que detrás de esa mirada de ángel estuviera escondido el mismísimo demonio. Me dejé engañar por sus hermosos ojos. Caí rendida ante su perfecta sonrisa. Cedí ante su tan trabajado cuerpo. Ahora estoy aquí. Encerrada. ¿Quién diría que por andar de mirona terminaría en esta situación? Me ha dado algunas opciones...