AzraelCSsmodh
París la recibió con indiferencia, con su belleza fría y su promesa de grandeza oculta tras las sombras. Agatha, antes Katherine, dejó atrás su pasado peruano con la convicción de reinventarse en la ciudad de los poetas malditos. Llegó sin dinero, sin nombre, sin un rumbo claro, pero con una ambición ardiendo en su pecho: convertirse en la voz inmortal de la poesía.
Pero París no es una musa generosa. Es una amante cruel. La miseria la llevó a mendigar, la necesidad la empujó a aprender el idioma, y la desesperación la sumergió en un mundo de lujuria y control. Engañada y arrastrada a la prostitución, Agatha descubrió un placer inconfesable en su sometimiento y, al mismo tiempo, un poder inquebrantable sobre los hombres. Con su belleza como arma y su ingenio como escudo, ascendió en la escala social, tejiendo su camino entre narcotraficantes, artistas, y la decadencia parisina.
Entre versos recitados en bares de mala muerte, cuerpos rendidos a su voluntad y drogas que le susurraban promesas de gloria, Agatha vivió al filo del abismo, balanceándose entre la perdición y la inmortalidad. Pero toda caída tiene un límite, y toda grandeza un precio.