Tan sólo quédate conmigo.
Comenzaba a sumergirme en una fría corriente de sonrisas fingidas y anonimatos. Mi esencia tal como la recordaba no era la de una joven luchadora, con sueños e ideales, con tan solo 18 años, yo me sentía acabada y al borde del abismo. Creí enamorarme, creí que éramos perfectos, creí que duraría para siempre y que lle...