ESTA VERSIÓN ES UN BORRADOR. LA VERSIÓN FINAL SERÁ PUBLICADA PRÓXIMAMENTE POR VR EDITORAS, Y ESTARÁ DISPONIBLE EN TODAS LAS LIBRERÍAS. 💜 - 𝐍𝐈𝐂𝐎𝐋𝐄 Mi carrera en la danza contemporánea está a punto de despegar. No puedo permitirme distracciones. Y, bueno, después de superar un amor no correspondido... pensé que ya nada podría descolocarme. Error. Alex Hawthorne vuelve a la ciudad con su aire de «soy el rey» y esa sonrisa arrogante que me hace querer patear algo. Lo odio. Lo odio tanto como odio la forma en que mi corazón se acelera cuando está cerca. 𝐀𝐋𝐄𝐗 Volver a Los Ángeles no debería haber sido un problema. Negocios, reuniones, la misma rutina de siempre. Hasta que descubrí que Nicole Edwards vivía en el departamento de mi hermana. La mujer que tiene el poder de joderme la vida con su actitud irritante y ese cuerpo que parece hecho para torturarme. Lo jodido es que cuanto más me esfuerzo por mantener el control... Más siento la necesidad de perderlo con ella.

IMPORTANTE: Esta historia es la SEGUNDA PARTE de la bilogía "Compases". Es necesario leer "Un último compás" para entender "Un nuevo compás". - 𝐍𝐈𝐂𝐎𝐋𝐄 Cumplí mi sueño. The Sterling Academy es mi hogar, Carter me hace feliz, y después de tres meses internada, por fin estoy avanzando con el tratamiento. Todo está en su lugar. Todo está bien. Pero Alex está de vuelta. Dos años sin verlo. Dos años construyendo una vida sin él. Y en un instante, con una sola mirada, todo se tambalea. Porque mi corazón no entiende de finales, porque su nombre aún quema en mi piel. Porque todo lo que creí haber superado sigue ahí, latiendo en lo más profundo de mi pecho. Aún duele. Aún arde. Aún lo amo. 𝐀𝐋𝐄𝐗 La última vez que la vi, estaba rota. Inconsciente. No supe si despertaría. No supe si volvería a verla respirar. Me fui creyendo que lo correcto era alejarme, que su vida sería mejor sin mí. Y cuando la vi con otro, me obligué a aceptar que ya no me pertenecía. Pero ahora estoy aquí. Y ella también. Y nada de lo que me dije a mí mismo fue verdad. Porque verla significa recordarlo todo. Porque tocarla sería un error. Porque sé, con cada parte de mí, que nunca dejé de amarla.