Debía demostrarme a mí mismo que era digno de llevar el apellido Potter, ansiaba enfrentar mi destino y mirar a los ojos a la muerte. Desde que éramos pequeños y Albus estaba por entrar a Hogwarts lo había molestado mucho por quedar en Slytherin, cosa que no sabía, que terminaría sucediendo. Al principio solo era un juego, era mi deber como hermano mayor... molestarlo, pero si era sincero en secreto estaba celoso de él; porque desde el principio mi hermano pequeño rompió con las expectativas de todos y fue eligiendo su propio camino. Sin saberlo. No tenía que ser el mejor en todo, simplemente tenía que ser Albus. Yo en cambio tenía toda la presión sobre mis hombros, debía ser el mejor delincuente juvenil, al mismo tiempo que debía ser el mejor capitán y el mejor estudiante sin esforzarme demasiado. Sin embargo algo había cambiado este verano, me costó muchísimo entender que cada quien elegía su propio camino y cuando me decidí a seguir el mío sin importar a donde me llevara, no estaba dispuesto a dar marcha atrás...

Todo lo que Derek quería, es un día en el que puede dormir sin preocuparse de ser despertado por los balazos o los rugidos de una nueva bestia salvaje. Sin la amenaza de la muerte colgando sobre su cabeza. Quiere tener el estómago lleno y sin el dolor adherido a los huesos, sin dolor en los pies por el esfuerzo de meses de correr sin detenerse ni una sola vez. Él quiere una ducha y un lugar seguro para poder posar su cabeza. Él quiere a su familia y la comodidad y el calor de la manada. Él sabe que nunca más tendrá nada de eso otra vez; pero eso no le impide que sueñe con eso en su pequeño espacio. Stiles siempre le había gustado cuidar de las personas que quiere y ama, y desde la muerte de su madre siempre está dispuesto y desesperado por protegerlas a cualquier costo incluso exponiéndose a el mismo al peligro. Entre las personas que más necesita proteger están, su papá a pesar de ser el Sheriff, Scott a pesar de ser un hombre lobo y Derek Hale...