Mi vida no era feliz, tampoco triste, era neutral, unos días reía y otros tan solo lloraba, nada salía de la rutina, nada me impresionaba; nada a excepción de esa sonrisa, la sonrisa de aquel chico que veía inalcanzable, que ante mis ojos era perfecto, que lograba sacar lo mejor de mí, aquel chico que me veía como su hermanita menor.

Toda la vida soñé con el príncipe azul de los cuentos de hadas, con la esperanza que atravesara las barreras de mi castillo de desilusiones y me llevara con él a un mundo de amor. A medida que el tiempo pasó, las cosas fueron cambiando, ya no esperaba un hombre con un lindo corcel, ahora quería que un simple muchacho me mostrara más allá de mis ojos, los ojos que tenía cerrados para empezar a soñar.

La vida desde que estaba pequeña me alejo de las personas que mas quería, y desde que recuerdo solo viví tras la sombra de un pasado que nunca me dejo comenzar de nuevo. Mi dia a dia eran solo recuerdos que poco a poco se tornaban mas amargos y lograban que mis sueños cada vez se vieran mas inalcanzables. Hasta que llego a mi vida una persona que logro sacar de mi algo que nunca pensé.