Desde hace mucho tiempo, Canaán ha tenido certeza de tres cosas. La primera: su familia no es, en absoluto, tradicional. La segunda: le gusta Jessica. Y la tercera: detesta a Erik Daaé desde el preescolar. Ninguna de esas tres cosas parecía tener relación entre sí, pero han influido en la vida de Canaán más de lo que le gustaría, especialmente cuando no solo se reencuentra con la persona que menos le agrada en el mundo, sino que también tiene que compartir asiento con él. Cuando Erik recurre a él en busca de ayuda, Canaán cree que por fin tiene la satisfacción de rechazarlo, pero puede que las circunstancias lo hagan cambiar de opinión y darse cuenta de que, quizás, siempre tuvo una percepción incorrecta de Erik y que no todo puede ser tan malo. [LIBRO 3 - BORRADOR] ______ ADVERTENCIA: Es necesario leer Hidromiel para poder leer esta historia, de lo contrario, algunas cosas que sucedan aquí, podrían ser confusas.

Se dice que nadie puede romper el hilo rojo. Un zorro que sabe muy bien lo que quiere. Un lobo que intenta vivir lejos de un pasado siempre demasiado cerca. Ambos unidos quizás por capricho del destino, quizás porque sean justo lo que necesitarán para sobrevivir a su pasado y a su futuro. "Lo sé porque puedo verlo" Primer libro de la trilogía Cambiantes. Hermosa portada diseñada por Habitando entre letras

[GAY] Trabajar, ir a casa, dormir, despertar. Trabajar, ir a casa, dormir, despertar... Su vida se ha convertido en una rutina desde hace diez años. Diez años que han drenado la emoción y felicidad de su vida arrastrando a las personas que lo rodean. Constantemente harta de mal humor y fría actitud, su madre lo hace salir de la ciudad e ir a la casa donde ella creció, en el campo, esperando que pueda encontrar algo de alegría y color en su vida de alguna manera. Lejos de los negocios, Grayson decide darle una oportunidad a la propuesta de su madre y relajarse en la tranquilidad del campo. O eso esperaba... Un encuentro en el bar con una chica no debió terminar en él pensando en otro hombre de rodillas haciéndole un trabajo a otro sujeto, pero sucedió. ¿Lo peor de todo? El hombre trabaja en el rancho de sus tíos y él sabe que lo vio hacerlo. La confusa atracción es tan irracional que piensa que ese es su mayor problema, pero, ¿qué pasa cuando acepta lo que siente y este otro hombre está enamorado de alguien más? ¿Hay un final feliz aquí para él?

Dominik Evans es un joven introvertido, preso entre las paredes de su propio hogar. Maltratado por la persona que debería haberlo protegido, decide ocultar sus emociones y fingir indiferencia. Pero las cosas se complican cuando su padre comienza una relación amorosa con la madre de Aaron Miller: un chico que afirma conocerlo desde niño. Dominik apenas puede recordar su infancia, volviéndolo incapaz de entender el odio que aquel extraño siente por él. Aunque algo es seguro: Aaron hará que recuerde todo una vez más. Y no se irá hasta hacerlo pagar. El cazador entenderá lo que se siente ser la presa. --------------------------------------------- Prohibida cualquier copia o adaptación de la historia. Obra registrada en Safe Creative. Todos los derechos reservados.

Demasiada agresividad, impulsividad, boxeo y sobre todo crueldad. Se podía decir que Aaron Collins lo tenía todo. #62 en Novela Juvenil 13/09/15. 2º Parte de Cruel próximamente! ( TIENE FALTAS DE ORTOGRAFÍA YA QUE ESTA NOVELA LA HICE CUANDO EMPECÉ A ESCRIBIR ) Preciosa portada hecha por xCamiAz01x . ❌Queda totalmente prohibido la copia, plagio, o cualquier tipo de copia, sea total o parcial, esta historia es totalmente mía❌ Todos los derechos reservados.

"Jefe, quiero un hijo suyo" Sí, sé que no es lo mejor para decir cuando conoces a tu jefe por primera vez, pero ¿Qué culpa tengo yo de que él tenga unos genes tan buenos? Si él no fuese tan imponente, sexy y atractivo mi fiebre no me habría hecho actuar así, pero no, tiene que ser el hombre más impresionante que he visto en la vida. Y claro, va mi fiebre y se alía con mi libido gritándome a medio pulmón que me estoy haciendo vieja, que ahora que acabo de cortar con mi prometido, por haberme puesto los cuernos en mi propia cama, me llenaré de arrugas y viviré sola con 40 gatos y dos periquitos con complejo de Romeo y Julieta: Se muere uno, se mata el otro. Y eso no puede pasar. No, No. Me niego. Mi sueño siempre ha sido ser madre joven, mi primer hijo tiene que nacer antes de que yo cumpla 27, es decir, que tiene que ser fecundado en 3 meses. ¡Imposible! Me grita la Grecia inteligente. ¡Genes increíbles a estribor! Contesta la Grecia febril. Y decidme ¿Qué otra cosa podía hacer yo al ver esos genes hechos para mis hijos a menos de 3 metros? ¿No me odiarían mis hijos si no tienen consigo esos genes para ellos y se enteran de que fue por culpa mía, porque no me atreví a luchar por los genes que se merecían? ¿Qué pasa si mi hija tiene una nariz enorme o tiene facilidad para engordar al comer helado por mi culpa? No podía ser, asique cuando me habló y mi yo febril tomó el control, solo pude ser sincera. Jefe, quiero un hijo suyo. Vaya sorpresa me llevé cuando, en vez de mirarme por encima del hombro, ignorarme y congelarme con la su fría mirada como supuestamente el CEO "No estás a mi altura, así que ni te hablo, ni te miro" haría, aceptó. Aunque no me desmayé hasta que, sonriéndome de manera arrogante, dijo que una de las condiciones sería engendrar a nuestro hijo por el medio tradicional: Teniendo sexo. ¿Quien dijo que yo era gafe? El futuro lo dirá, nena