Primera parte de la trilogía MME Lena es una chica de 16 años que vive sin límites. Nunca le gustó seguir las normas. Perdió a su padre por culpa del cáncer. Ahora vive con su madre en una casa en Barcelona pero por motivos "de trabajo" tienen que mudarse a Madrid y vivir en un piso en el centro de la capital. Eso significará dejar atrás a los amigos de Lena y toda una vida en su ciudad natal. Pero lo que Lena no sabe es que conocerá a alguien que le va a hacer rabiar, enfadar, odiar y también va a conseguir hacerle ver la vida de otra manera. Y lo más importante, conseguirá llevarla a tocar las estrellas y a creer que los finales felices existen. ¡CUALQUIER COPIA O ADAPTACIÓN SERÁ DENUNCIADO Y BLOQUEADO INMEDIATAMENTE!

Entré al baño para arreglar un poco mi maquillaje. Unos pasos a lo lejos me hicieron voltear. Eran pesados y bruscos, estaba segura que eran de un chico ya que aquí la mayoría de las chicas usaban tacones y venían hablando a los gritos. -Si vienes a pedirme que te haga algo, estás perdiendo tu tiempo amigo -me encogí de hombros y me giré al espejo de nuevo. Limpié mis mejillas y me extrañó no escuchar respuesta de su parte. Hice una mueca restándole importancia y fijé mi vista en mí celular. Una respiración profunda pegó en mi cuello y antes de que pudiera voltearme, un paño blanco me pegó de lleno en la boca. -Shh -dijo en mi oído. Mi respiración comenzó a pesar y de a poco todo se fue volviendo oscuro. PROHIBIDA SU COPIA Y/O ADAPTACIÓN, TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS ©

🏆 Historia original ganadora de los premios Wattys 2018 en la categoría "Agentes de cambio". Dicen que la anestesia es como los aviones: normalmente son lo más seguro del mundo, pero de vez en cuando, uno que otro falla. ―Vamos a contar del diez al cero. Adelante ―me dice, como varias veces―. Diez, nueve... cuenta conmigo, Andrés. ―Diez, nueve... ―mi voz grave se torna acuosa; frágil―. Ocho... siete, seis, cinco... No paso del cinco. Es como un preludio al triste final. Un camino que recorres, a pesar de que ya sabes cómo acabará. Una densa neblina negra obstruye mis pensamientos, dejándome, de nuevo, en completa oscuridad. Cinco.