Tres días de regreso serian una tortura pero mientras Jaskier continuará en silencio como hasta ahora quizás podría soportar su compañía. Durante tres horas seguidas, Geralt, le daba vueltas a lo sucedido en la sima de la colina pero no en la pelea que tuvo con Yennefer, sino con lo último mencionado por Borch. ¿Por qué ese viejo lo miro como si supiera más de él que si mismo? No pasó desapercibido la divertida expresión de Borch cuando el bardo hizo acto de presencia, como si supiera algo que el brujo no asimilaba y por algún motivo le pareció gracioso. ¿Por qué siempre el destino tenía control sobre sus decisiones? Todo lo que quería jamás le iba a pertenecer, ni siquiera la cosa más pequeña del mundo. Estaba atado por cuerdas como una marioneta. -¿Tu que sabes del destino?- Pregunto a la vez que se giraba sobre sus talones para cruzar miradas con el bardo. - Las personas unidas a él siempre se encuentran.- No supo si fue por la forma en que lo dijo o porque vio un brillo especial en sus ojos, simplemente no lo supo, pero lo que haya sido, logro marcar un antes y un después en las siguientes decisiones del brujo y en la vida de ambos.

Geralt cayó de rodillas, sintiendo el invisible puñal clavándose en su estómago y girándose ahí cruelmente, desgarrando sus entrañas. Le habían dicho que Jaskier estaba en Oxenfurt, pero no esperaba encontrarse con una lápida.

[Omegaverse] Los brujos están en peligro de extinción y se ven obligados a viajar en manada, pero no importa qué tan bien se lleven entre sí, una manada de alfas es disfuncional, por lo que comenzarán a buscar un omega que logre llevarles el ritmo y, sobre todo, que apacigüe las tensiones. Todo candidato al puesto parece patético, hasta que un joven alado aterriza frente a ellos.