anastasiadaire
Hay nombres que no deben decirse en voz alta.
Hay bosques que no deben cruzarse.
Y hay páginas... que jamás debieron encontrarse.
Cuando desapareció el primer niño, nadie lo notó.
Cuando desaparecieron cinco, se habló de una secta.
Pero cuando desaparecieron veintisiete... empezaron a llegar las notas.
No fue la primera racha de desapariciones.
Pero sí fue la primera vez que Elliot despertó en medio de él, sin saber cómo había llegado.
Cada noche, su cuerpo se levanta, sus pasos lo guían a lugares que no recuerda.
Y cada mañana, algo de la casa está cambiado: un mueble movido, la televisión encendida, un susurro imposible de explicar.
Elliot no sabe si está soñando.
O si alguien está soñando por él.