Pairo y Kurapika son unos chicos felices. Ellos viven en un clan que tiene algo muy particular, viviendo su vida cómo todos los demás niños. Pero un día de calor abrazador, un joven llegó a la tribu deshidratado y falto de cuidados. Kurapika es testarudo, por lo que a pesar de todas las recomendaciones de dejarlo ahí, decide ir y ayudarlo. Tomando desiciones equivocadas que no terminará nunca de pagar, Kurapika se ve envuelto en dilemas que solo le ocasionan más dificultades. ¿Podrá salir de este laberinto que no parece tener salida?

«Olvidarás todo. A tus amigos, tu tribu, quién eres, y también... olvidarás al Genei Ryodan.» Así reza la condición que su maestro le ha impuesto, que de no aceptar, la cadena del juicio acabará con su corazón de una puñalada. Dos opciones que son igual de repulsivas. Kurapika debe elegir entre morir sin haber vengado a los suyos o vivir sin recordar que una banda de ladrones mataron a sus familiares. En una noche de luna creciente, con el cielo poco iluminado, Kuroro ecuentra al bastardo de la cadena. Pero lo que no sabe, es que sus ojos rojos de venganza no brillan igual que antes.