Aquel magnate se había casado con ella por el bebé. No la amaba y ella lo sabía, la única razón de la boda era por el bien de la criatura que venía en caminó. Pero entonces una gran tragedia paso, una desgracia que amenazaba con arroparlos como una gran nube negra. Aquel italiano arrogante se daría cuenta de una gran verdad, pero entonces seria tarde. El lazo que le había unido se había roto. Salvatore Lombardi estaba decidido a levantar su matrimonio de la ceniza, no Iba a permitir que su esposa lo abandonará, pero ¿no era tarde ya? Antes sus ojos él un monstruo sin corazón. Su matrimonio pendía de un hilo muy fino.

Geraldine no puede recordar cuando dejó de ser la niña dulce que todos adoraban para convertirse en lo que es ahora: un desastre. Un desastre como hija, como hermana, como amiga. Lo único que sabe es que dentro suyo hay un vacío que no ha logrado llenar ni con todos los excesos de los que disfruta. Entonces Dina, la princesa que no es realmente una princesa, emprende un camino que tiene como destino encontrarse a sí misma. Un viaje de vida en el que descubre que el amigo puede ser tu enemigo, que los que amas no estarán a tu lado para siempre y que el amor puede hallarse en donde menos lo esperas.

Han pasado trece años desde el asesinato de los McGregor, doce de los cuales Emalene pasó recluida en un orfanato, y ahora solo tiene un objetivo: Vengar la muerte de sus padres. El príncipe Robert Van Helmont está comprometido con sus responsabilidades como el heredero de la corona y no acepta ninguna otra distracción. Al contrario de su hermana, Geraldine, quien está más que ocupada en una aventura amorosa con un hombre casado. Y la princesa más joven, la bellísima y para nada humilde Charlotte, que al contrario de lo que indican sus acciones y su carácter, solo quiere sobrevivir a su último año de preparatoria como si fuese una persona normal. Pero un encuentro, un descubrimiento y un disparo, cambiarán la vida de los hermanos más famosos de la nación, para siempre.

El Primer Ministro ha llegado para arrasar con todo, incluso con el corazón de la princesa. *** Para Anabelle van Helmont ser una princesa siempre ha sido una carga que no le ha traído más que disgustos. Por fortuna, desde pequeña supo encontrar un refugio en su cuaderno de dibujos donde plasmó sus ideas más locas. Ahora, con veintitrés años ha conseguido volver su sueño realidad y convertido en una diseñadora de renombre con éxito absoluto. Pero uno nunca es totalmente libre si pertenece a la familia real, hay reglas y obligaciones de las que nunca podrá escapar por mucho que lo intente. William Weaver es el nuevo Primer Ministro de Sourmun a quien se le ha encomendado la ardua tarea de liderar un Parlamento que acaba de nacer. Como padre soltero, con un trabajo que no solo consume la mayor parte de su tiempo y energía, sino que también requiere todo el coraje y audacia que pueda reunir, no tiene intenciones de involucrarse con ninguna mujer que complique su vida aún más. Hasta que conoce a la princesa. Desde el minuto cero los dos se verán atrapados en la telaraña tejida por los dueños de la corona de Sourmun que se niegan a ceder el poder que creen que les corresponde por derecho y casi sin notarlo, ambos serán el centro de un juego de poder, traición y muerte. Está sus manos dejarse vencer o lograr que el amor triunfe por encima de todo.

Él era el hombre más enigmático que ella había conocido... Ella amaba los misterios. A simple vista parece que no existen dos personas más diferentes, pero una furiosa noche de tormenta demostrará que nadie tiene tanto en común como ellos dos. Emmeline Laughton tenía serios problemas para regirse a las reglas del Londres de 1835, al ser la hermana menor del conde de Welltonshire, eso era un grave problema. Fue enviada a pasar una temporada con su prima Beth, para recorrer los salones de baile en busca del esposo adecuado. Un marido que Emmie no estaba muy ansiosa por conseguir. Joseph Whitemore, el marqués de Thornehill, era raro. Se había vuelto reservado y taciturno, ya no era el joven que Emmie recordaba, lo único que no había cambiado además de su color de cabello y sus bien delineadas facciones, era la extraña rivalidad que tenía con el conde. Emmeline y Joseph guardan secretos del pasado que definen su forma de ser, pero ambos descubrirán que eso que muestran a otros no es más que una armadura, una barrera autoimpuesta para protegerse del dolor que les habían causado. Para dejar caer esas barreras, solo hacía falta una furiosa noche de tormenta.

Su vida la marcó el escándalo Hacía ya cuatro años que Adriana Bramson fue casi plantada en el altar, y aún se rumoreaba sobre el asunto. No obstante, a ella ya no le interesaba mucho el tema, pues a sus 24 años, estaba feliz siendo una solterona y escribiendo su afamada columna de chismes. No tenía intención alguna de volver a casarse, y no solo porque ya no hubiera propuestas, sino porque no quería volver a enamorarse y sufrir una decepción. Cuando Andrew Blane se interpuso, literalmente, en su camino, ya nada volvió a ser igual. El canalla despreciable puso su vida patas arriba, pero ella pensaba cobrárselas de igual forma. Andrew Blane era un sinvergüenza, que vivía con la culpa de la muerte de su padre atormentandolo. A cuatro años de esta, descubre que el hombre había puesto una cláusula en su testamente, donde decía que si no se casaba antes de los 30 años, la hacienda y sus bienes pasarían a manos de un familiar lejano. Poco dispuesto a dejar que lo que tanto trabajo le había costado levantar se fuera de sus manos, incia la busqueda de una esposa dispuesta a casarse en el corto período de un mes. Cuando Adriana Bramson tropieza con él en aquella mascarada, Andrew Blane ve la solución de sus problemas materializados en ella, aunque tenga que recurrir al chantaje y confirme lo que todo el mundo, incluida su propia hermana, piensan de él, que es un desgraciado. Dos corazones atomentados que encontrarán refugio y salvación en el otro, naciendo un hermoso amor.