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  • Las hijas perdidas
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    ¡Carolina, todo esto es culpa tuya! - chilló Vicky, colgada del otro lado del aro de básquetbol. Su grito resonó, haciendo eco por todo el gimnasio, indicando la soledad de éste. Igualmente, no duró mucho. - ¿¡Qué hice yo ahora!? ¡En todo caso fue tu culpa! - contestó la acusada a la defensiva, y así se generó la deci...