Giselle ha estado enamorada de Arthur desde que tiene memoria. Arthur es un chico muy guapo y talentoso. Conforme Giselle crece, su enamoramiento aumenta y su autoconfianza disminuye. El amor no siempre tiene un final feliz; a veces el ser autárquico y seguro de sí, es una mejor recompensa. → HISTORIA GANADORA EN LOS PREMIOS WATTYS 2016 EN LA CATEGORÍA ESCRITOR DEBUTANTE. #3 en historia corta 09/11/16 #5 en historia corta 06/11/16 #6 en historia corta 30/08/16

Siempre se ha creído que la Atlántida era un mito, una simple leyenda. ¿Qué sucedería si ese mítico continente fuera un lugar real, escondido hace millones de años para proteger sus secretos... o para mantener encerrados a todos sus habitantes, bajo la tiranía de su Emperatriz? Amelia Mantovani lleva teniendo el mismo sueño durante tres años. En él, recorre un misterioso castillo, en un infantil juego con un chico que lleva el rostro cubierto por una máscara; en su último sueño, consigue quitarle la máscara y el desconocido le pide una única cosa: que recuerde. ¿Y si su sueño y el misterioso mito están, de alguna manera, conectados entre sí? PRIMER LIBRO DE CRÓNICAS DE LA ATLÁNTIDA

Lady Kate Debbington se había resignado a ser una solterona el resto de su vida. Sin embargo, había tenido que acudir a un baile de sociedad en Londres, para complacer a su tía, quien no había perdido aún la esperanza sobre de que ella podía encontrar todavía un buen prometido. Alexander Thomas Fitzgerald, duque de Somersham, era un hombre atractivo, imposible de ignorar, quien había tomado la decisión de seguir viudo, después de haber perdido a su amada esposa. ¿Qué había empujado a aquel hombre a tomar una decisión inesperada por si mismo? ¿Podría acaso estar en las manos de alguien, como Lady Kate Debbington, la posibilidad de que él volviese a amar? *Portada realizada por Noabel