(He decidido que voy a terminar esta historia, pero entendiéndola como una versión no definitiva) Descubrir cómo es el lugar donde vives, en ocasiones, puede llevarte a entrar en el terrible arte de la guerra, y muchos se dejan guiar por el curso del veneno al que se acostumbran. Éstas son partes de la historia de Tar-Yen: un planeta inmenso, al igual que sus abundantes problemas. Allí, los conflictos cesaron durante unos pocos años, tras la mayor guerra que un taryo hubiera podido atestiguar. No obstante, el miedo a la destrucción no fue rival para la ambición y el desprecio humano. La codicia, la venganza y la gloria podrían ser el finiquito de las naciones más poderosas, además del precio que muchos nunca pidieron pagar. Aun así, el carácter humano tiene incontables caras, y el único rumbo cierto es el que ya ha sido tomado. Por ello, a lo que ya parece escrito, la gente de Tar-Yen le dio innumerables vueltas, aunque dicho eso, es difícil pensar que todas fueron las correctas.

Elyum, la capital del Reino Madre, lugar donde los poderosos y majestuosos Elyonitas se regocijan de su poder junto a los ricos de las otras dos especies que habitan el reino y sus territorios. Siempre alardeando de la supuesta paz que había en su ciudad perfecta, gracias a la ley anti corrupción que el ejecutor real Talier impartía a todos aquellos seres y personas corrompidos por la oscuridad. Pero las mentiras no son algo que dura por siempre, solo era tiempo que tarde o temprano el ejecutor se convirtiese en aquello que había destruido siempre, por el simple ansia de poder de los poderosos que le ordenaban quitar a los obstáculos para poder obtener más riquezas. Al fin y al cabo...el tenía otro propósito y gracias al poder que poco a poco había obtenido no tardaría en conseguirlo...