Para McCain: Tu vida es un sin sentido , no te engañes. Tu hermana se ha ido, tus únicos amigos son los libros que siempre te acompañan, el amor no ha llamado a tu puerta. Por eso, pase lo que pase, despejate caminando hacia la escuela como habitualmente haces, disfruta de un buen libro, necesito que no te fijes en que el suelo está mojado. Pon un pie delante del otro, y por lo que más quieras cuando la carta te llegue ábrela. Las casualidades no existen y si lo hacen esta es una de ellas que no debes desperdiciar. Ten paciencia con el chico rubio que lo pondrá todo patas arriba. No es un príncipe azul, bueno azul sí que es, pero no tiene nada de príncipe. Diviértete, cierra los ojos y déjate llevar, no cambiaría nada de lo que sé que está a punto de sucederte. Con cariño Erika

Lyndie se hizo una promesa cuando salió de aquel orfanato: conseguiría un trabajo, entraría a la universidad y conseguiría establecerse. Hasta entonces había cumplido las dos primeras cosas de su lista; tenía un buen trabajo en la tienda de antigüedades, iba a la universidad comunitaria y estaba en camino de establecer su vida cuando todo se vino abajo. Su mejor amiga acaba de decirle que está embarazada y el padre no se hará cargo, su jefa le dice que venderá la tienda por lo que tiene un par de meses para encontrar otro trabajo y está siendo una tonta de sí misma frente al hombre que le gusta, el cual puede o no que ya esté comprometido. Cuando Lyndie está luchando por atravesar todos los obstáculos, un último golpe la derrumba y finalmente tiene que tomar una decisión: Esforzarse por nadar hasta la superficie o hacerle compañía al Titanic. La elección correcta #0.5 ------------------------ Esta historia participa en el Concurso "Los colores de la vida" organizado por @Sky_Black1999 Número de palabras utilizadas: 29.335 Color: Verde

Se trata de una indagación trascendental (acerca de las condiciones epistémicas del conocer humano) cuyo objetivo central es lograr una respuesta definitiva sobre si la metafísica puede ser considerada una ciencia, así como fundamentar la validez tanto de la experiencia ordinaria como de las ciencias matemáticas y físicas. Tanto la fundamentación de la metafísica como la del resto de los conocimientos exige, para que sea decidida su posibilidad, que se determine en cada caso si son posibles juicios que sean a priori (es decir, independientes de la experiencia, lo que implica para Kant que sean necesarios y universales, absolutamente ciertos) y a la vez sintéticos (que no sean, como los analíticos, meras tautologías, sino que añadan información no contenida ya de antemano en el concepto que se considera). En este sentido, es fundamental el intento de Kant de superar la crítica al principio de causalidad (y por lo tanto al saber científico) que había hecho David Hume, crítica que no tenía una respuesta satisfactoria hasta su época y que implicaba que tanto aquel principio como el saber científico sobre el mundo eran meramente a posteriori, esto es, dependientes de la experiencia y por ende carentes de necesidad, universalidad y certeza.